domingo, junio 19, 2016

Borges, el esclavo

                                 
                                   un diálogo con el poema Tamerlán

Timur el Cojo, ramadán de ocho mil kilómetros de tierra,
¡toda Asia Central!
ungió con su implacable espada al hombre de ojos agotados
obligándolo a esculpir sobre la piedra
la huella de su paso desgastada por la bruma del tiempo.

Fue su dama, Zenócrate hija de Egipto reencarnada,  
quien susurrara a mi oído la existencia de ese talle en el vacío de la piedra,
de ese preguntarse acerca del miedo insosiego de quien conquista
frente a la espada y la cabeza de la víctima,
frente al espejo roto que devuelve la imagen dibujada
con la pluma de la culpa.

“Yo soy, yo seré siempre, aquella espada”;
“Yo soy los dioses” ; “Yo soy los astros”.
“Y sin embargo…”, dice el poema.

Fue ella quien pronunciara para mi, exclamativa,
por primera vez su nombre: ¡Tamerlán!
Quién también acercara a Borges, amanuense esclavo,
otro de tantos de este Dios erudito e iletrado
para profanar su tumba sin importar la maldición.

Por qué ¿quién, que no fuera el mismo Borges
podía traspasar el recinto sagrado del silencio, a pesar de la sentencia?
Quién, que no fuera él, exhibió actos y cuerpo para todos,
hasta llegar hasta mí, añosa niña de ojos asombrados que
                                                                                  toda historia desconoce,
para asegurarse que jamás quedará en el olvido.

junio 4 de 2016

Frente a Creta
frente a Libia
                 -y tantas otras orillas-
hombres, mujeres, niños,
son un cardumen arrojado a la playa
con la boca espumada y los cabellos redes
arrastrando conchas, palos, algas.

Expulsados de un sueño
tristísimos llegan sin jamás lograr llegar.

Son cientos, miles,
con puñados de sal entre los dientes,
el rostro lívido y la mirada hueca

comida por los pájaros.


domingo, mayo 22, 2016

Anticipación

Antes de que venga 
la razón como el asfalto
a ahogar la tierra
escribo para permitir nacer la semilla,
ese verde intento
frágil y potente
que hace oxígeno de la luz.

Antes de que venga, atraigo los peces al aire
ávidas bocas a riesgo de ahogarse 
fuera del cobijo líquido 
que los acuna y salva.

Escribo
antes de que llegue
con sus argumentos a dictar las órdenes 
y a exigirnos obediencia.

lunes, abril 04, 2016

Cosas más simples


En un festejo físicamente solitario, acompañada y acompañando a cuantos festejan hoy el cumpleaños de Eduardo Chirinos, ofrendo está rosa de jardín y transcribo uno de sus poemas para que nadie lo olvide y para que quienes no lo conocieron lo conozcan a través de su palabra. Recomiendo leer verso a verso, despacio. 


Cosas más bien simples.

"Es solo el inicio. Después duele, y se
le da nombres". Esto lo escribió un poeta
portugués a quien un día le dolió algo
y decidió esperar. Eugenio de Andrade
esperaba en silencio las palabras. Siempre
hay un lugar donde duelen las palabras.
Acaso en las regiones más solitarias y
oscuras del cuerpo, acaso en las secretas
constancias del amor y de la muerte.
Poco importa. El poema habla de cosas
más bien simples: manos, cabellos, gotas
de agua. Nunca sabremos si nombrar
lo alivió del dolor alguna vez. Para
saberlo debo postergar los nombres,
si es posible renunciar a ellos. Y esperar.
Con algo de nieve haremos del verano
la más oscura y fría de las estaciones.
*
Eduardo Chirinos. Del libro, Mientras el lobo está.




martes, marzo 01, 2016

Carpe Diem


Rondar siempre
la palabra,
ser su perro hambriento.
Con uñas y músculos
escarbar la tierra blanca,
tal vez al fondo halle el hueso.

Oler sin descanso
toda bolsa,
todo rincón
buscando esa proteína  fundamental
para la vida animal.

Soportar el hambre
por días y días
esperando que alguien ofrezca el alimento.

Y así
sin jamás saciar del todo el hambre
vivir.

*

lunes, diciembre 14, 2015

Hace soles, lunas, sombras,
lluvias, gente, que nadie canta
enciende estrellas
o se asoma y arriesga a morir ahogado
por el aire.
Tampoco ondea el lujurioso mar
por este vacío de tejidos, vísceras y sangre.

Igual a un dibujo en un papel
-brazos extendidos, rígidas rodillas-
habito el ansiar del agua escrita.
Telón abajo los ojos repasan lo nombrado
y el hielo fustiga de nuevo.
¿Para qué insistir con este lápiz que no es lápiz
ni filoso carbón, en ser como los dioses?

Para algunos es obligado escribir
como para un animal bello la belleza;
aunque crezcan de sus dedos el rastrojo
y las parásitas altivas, simulación de flores, 
que adornan los árboles hasta secarlos.

**

domingo, noviembre 22, 2015

Sueño


Bajo la tierra
raíces de leche giran vertiginosas
buscando salida
como lo hace un volcán de petróleo
pero blanco

Le urge a la leche
alimentar a los niños que se pudren
en las cunetas de las ciudades
los escombros
boca abajo en los vallados
en los potreros

quietos y ocultos por los pastizales.

Le urge
borrar toda la ignominia 
derramarse por el mundo
teñirlo de blanco 
y cubrir la tierra.

**

lunes, noviembre 09, 2015


Queridos y queridos que pasan por acá y se detienen:

Adjunto encontrarán el link de la Revista Casa del Tiempo de la UAM, en la cual salió publicado un ensayo escrito por mí acerca de los "Hombres necios" :)
(Hacer click en el PDF frente a mi nombre)

Ojalá les guste.


http://www.uam.mx/difusion/casadeltiempo/22_nov_2015/

martes, octubre 27, 2015

Dentro de ti


desposeído
siempre tarde
caminas detrás de quien
solo ves la espalda.

Intentas adelantar su paso
y equivocarte menos
pero corre más que tú,
opina por ti
calla por ti

se esconde.

Donde no lo esperas
-algún lugar sin espacio-
aparece y gesticula
acaricia
o golpea.

Usa tu cuerpo, tus manos,
tus pequeños ojos.
Usa tu voz
-enredadera agarrada a tus paredes-
y desde ti susurra
o grita.

Él es todo lo que ignoras,
lo que quisieras saber. 
Tú, el extraño que acosa y le persigue.

**

lunes, octubre 12, 2015

Domesticidad


¡Átis, ven!, grita
y la perra llega corriendo
sin no antes mirar a sus hermanos
que parten sin ella.
Tiempo, esfuerzo y dedicación
costó hacer este nudo invisible,
este acostumbramiento
de los cuerpos,
este acompasar el pulso
y la respiración.
Ahora  -como siempre en el amor-
ella se pregunta, qué hará cuando no esté,
cuando parta sin su sombra 
y esa otra que también es 
se quede sin su cuerpo.



jueves, octubre 01, 2015


En máxima libertad
el cuerpo boca arriba extendido sobre la calle
los brazos abiertos, relajados,
siente la calidez del asfalto.

El cielo arriba mirándolo
sin asomo alguno de asombro.

Adormecido todo dolor por el impacto
respira lento como el canto de un mantra 
llevando a la paz definitiva.

Escucha acercar las sirenas.

“Dejarse ir" se dice.

**

jueves, septiembre 03, 2015

martes, septiembre 01, 2015


La guadaña alza la voz, grita
eufórica mientras trabaja.
Vuelan por los aires miles de hormigas
invisibles, gusanos, insectos.
El pasto se estremece 
de uno en otro se alertan sobre la matanza.
Es un holocausto el que causan
las manos del hombre
cuando quiere hacer de la tierra 
un jardín.

*

martes, agosto 04, 2015

La casa


La luz y la sombra constituyen la casa.
Sin ellas no sería lo que es:
boca abierta de un lobo,
cuenca de un ojo con mirada impasible.
La luz hace combustión
que cuece la risa y los alimentos
y la sombra esconde en los armarios
vestidos que como pañuelos llevan siglos
secando lágrimas, miedos.
Ambas, luz y sombra, combaten por la vida.
En mitad de la lucha caen en sus brazos
los niños que dan su primer grito
y devorados, padres, 
tíos, abuelos, perros, gatos, pájaros diversos.
La casa, jamás quieta, cruje, se estremece, 
en tanto con sus paredes como velas
atraviesa el tiempo.
Nosotros dentro de ella somos simple polvo
que algún viento sopla cada tanto
y desaparece.

jueves, julio 23, 2015

jueves, julio 09, 2015

Formar surcos con las manos
remojar la tierra, desherbar.
Hacer lo mismo con la palabra.
Sembrar su era blanca.
La tierra siempre será fecunda
sin importar el color que refleje.
Trabajar en el campo y escribir
son dos maneras de lo mismo.

miércoles, junio 24, 2015


De repente un día
caminas y no encuentras
en los ojos del ciervo
vestigio alguno del deseo.
Aquella que creías ser
no eras. La que eres  
es invisible frente al rastro
de aquella que ahora
reconoces como ajena.
Las huellas en el rostro de tu padre
conforman el ramaje de un árbol
pero en ti son tierra erosionada.
Sin embargo, no es queja lo que se nombra.
Es asombro ente el paisaje:
la urgencia de los ríos por la luz,  
las llanuras convertidas 
en viento y arena
y en cráteres lo que por años fue 
firme, fértil.

*

sábado, junio 13, 2015


Ninguna palabra se escribe sola y por estos días
todas se escriben en el aire. Pereza ha de ser
que tienen de hacerse piedra o fósil bajo tierra.
Mejor ser aire, sol, viento, pensarán. A fin de cuentas
ninguna vale más de lo que dice y ninguna merecerá
la eternidad. Por lo menos, no las que nacen
desde esta boca, desde este corazón que las persigue.

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