Frente a Creta
frente a Libia
-y
tantas otras orillas-
hombres, mujeres, niños,
son un cardumen arrojado a la playa
con la boca espumada y los cabellos redes
arrastrando conchas, palos, algas.
Expulsados de un sueño
tristísimos llegan sin jamás lograr llegar.
Son cientos, miles,
con puñados de sal entre los dientes,
el rostro lívido y la mirada hueca
comida por los pájaros.
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