a Gonzalo Rojas
Nada que aclarar
ninguna bombilla para hacer el día
en una habitación habitada por
fantasmas
de otras épocas presentes
presentes como tú en este
momento
de apagar la luz para mirar
lo mirado escondido a la mirada
y entones ver
que pende el sol siempre de una
cuerda
y los zancudos sin mirar
por la luz alucinados chocan
frenéticos contra
esa circunferencia
que más parece un abrazo que una daga
y así engaña
entonces como cualquier muchacho
mueren de tanto bailar
sintiendo sin sentido
ni sentir su cansancio
igual a tantos
agotados de dar vuelta por ciudades
sin destino distinto a ver llegar
la noche
y luego la mañana
y muy de mañana de nuevo tener que despedirse
mientras sin sentido
dan la vida.
dan la vida.