sábado, abril 15, 2017

Viaje a Ladrilleros, quizás 1979

                   A Fercha, mi tocaya

Antes la luz entraba más temprano
y la alegría del cuerpo era notoria
lucía como una bailarina
en plena danza,
al ritmo de los recientes pájaros.

Calle abajo,
la sombra de los árboles en Cali intentaba
alargar la somnolienta noche
mientras nuestros pasos
-el mío por primera vez junto al amor-
iban rumbo al mar.

Amanecía dentro del bus,
y compartíamos en el puerto
con algunas lunas recostadas a las puertas de un bolero,
la espera de un barco.

El sol poco a poco encendía el aceite de las aguas
y la tierra de repente se convertía en espejo.
Solo existía el agua que nos reflejaba:
agua el piso, agua las barandas de cubierta,
las maderas de las sillas,
el ancla,
agua ellos,
agua el cuerpo mareado vomitando.

El amor era muy joven.
No sabía todavía del dolor
ni del cansancio.
Zarpábamos la adolescencia.
Navegábamos por primera vez.

**

María Tabares, abril 12 de 2017



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