Cuando no exista
exaltación que oriente
la flecha de la brújula
y el tiempo con sus dedos
se haga lento,
tortugoso,
cuando otro sea el sonido de las
campanas
o del cuerpo.
No esté
y a cambio solo esté la otra,
la imitadora que pretende como un ángel
hacer eterna su existencia,
habré muerto.
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