domingo, junio 19, 2016

Tras el camino la memoria ejerce su tamiz

Recién llego del sol
de ascender al risco de los cóndores
secos los ríos del cuerpo
la boca cuarteada por la sal de los cielos 
Despojo la aridez  del aire.
que aún sangra en las narices
el vértigo a las alturas que escalofría incluso al pájaro
y los animales muertos
que hicieron por días del cuerpo un templo
contra el  frío.
Guardo para mí
el silencio de los perros en las puertas
del hambre y el polvo.
Las mujeres como cabras 
incansables ascendiendo las laderas
los aguayos cunas a la espalda.
La poesía de los amigos dulces 
con voz ronca y hojas de coca en las encías.
El laberinto infinito de la nada 
nuestra pobre necesidad humana de cercarlo
 “Ladrón pillado será quemado vivo mismo”
grito y desamparo dibujado en las paredes.
El lago Titicaca
sus senos vírgenes blanquísimos iluminados
y frente a sus aguas mi cabeza sumergida
                en el dolor del sorojchi.

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