martes, marzo 24, 2015



El frío de la noche aún no se retira y el mundo, húmedo, espera. 
Nada parece ser viejo, ni siquiera el perro viejo.  Las vacas 
mugen poderosas a la luz y su leche fresca espera en la cocina 
convertirse en queso. De las gallinas, once pequeñas galaxias 
habrán de aterrizar en este mundo. Yo preparo un café como 
una rayito oscuro de sol para que me encienda.
.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Este poema es dulce, suave y poderoso... como un buen café con leche.

Patricia P y Sofi dijo...

A Sofi mi nieta le gustó mucho. A mí obviamente también.