El frío de la noche aún no se retira y el
mundo, húmedo, espera.
Nada parece ser viejo, ni siquiera el perro viejo. Las vacas
mugen poderosas a la
luz y su leche fresca espera en la cocina
convertirse en queso. De las gallinas,
once pequeñas galaxias
habrán de aterrizar en este mundo. Yo preparo un café
como
una rayito oscuro de sol para que me encienda.
.
2 comentarios:
Este poema es dulce, suave y poderoso... como un buen café con leche.
A Sofi mi nieta le gustó mucho. A mí obviamente también.
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