sábado, agosto 31, 2013

Imagen de una atea



La poesía, una oración
Para los no creyentes

Herta Muller


Cae la tarde en el Valle del Cauca.
360 grados de tierra verde.
360 grados de cielo arrebolado.

Un bello ojo de agua y plata,
enorme, boquiabierto.
La luz, derrumbada,
no deja espacio alguno
sin su beso.
La Tierra, una esfera de aire.

Detrás del cielo, Dios
lanza puñados de pájaros
por un hueco.
Por eso llegan de repente
-nadie sabe de dónde-
al ritmo raudo de sus alas.

Son bandadas de quince
de veinte, de cincuenta,
casi todos blancos,
algunos pocos negros.

Buscan el árbol
que para ellos hace tiempo se sembrara.
Olfatean el rastro de su propia mierda
hoja blanca sobre hoja verde,
en busca urgida del reposo.

Me pregunto por qué Dios ya no los quiere.
Por qué los avienta hacia la tierra, cada tarde.


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1 comentario:

leonardo dijo...

El verso final es muy fuerte y me encanta la idea de Dios aventando pájaros desde el cielo. Me parece que allí se concentra la fuerza del poema.
abrazo