El silencio
igual que en la pesadilla en un sueño
intenta aullar
o abrir la boca como si fuera un pájaro.
Pero ningún susurro suyo ocupa el
aire
ni testifica que carga un cuerpo
y la pasión no ha muerto.
Que dentro de sí es una piedra
blanda
a botes por el monte
una bolsa de pan fresco a la puerta
de la infancia
la llave capaz de disolver aquello
que separa.
Y que su abismo es sinónimo de la
elevación más alta
aunque muchas veces sea una mueca exangüe
un intento por nombrar
que se resiste a ser palabra.
*