sábado, abril 15, 2017

Viaje a Ladrilleros, quizás 1979

                   A Fercha, mi tocaya

Antes la luz entraba más temprano
y la alegría del cuerpo era notoria
lucía como una bailarina
en plena danza,
al ritmo de los recientes pájaros.

Calle abajo,
la sombra de los árboles en Cali intentaba
alargar la somnolienta noche
mientras nuestros pasos
-el mío por primera vez junto al amor-
iban rumbo al mar.

Amanecía dentro del bus,
y compartíamos en el puerto
con algunas lunas recostadas a las puertas de un bolero,
la espera de un barco.

El sol poco a poco encendía el aceite de las aguas
y la tierra de repente se convertía en espejo.
Solo existía el agua que nos reflejaba:
agua el piso, agua las barandas de cubierta,
las maderas de las sillas,
el ancla,
agua ellos,
agua el cuerpo mareado vomitando.

El amor era muy joven.
No sabía todavía del dolor
ni del cansancio.
Zarpábamos la adolescencia.
Navegábamos por primera vez.

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María Tabares, abril 12 de 2017



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martes, enero 24, 2017


Cuando no exista
exaltación que oriente
la flecha de la brújula

y el tiempo con sus dedos
se haga lento,
tortugoso,

cuando otro sea el sonido de las campanas
o del cuerpo.

No esté

y a cambio solo esté la otra,
la imitadora que pretende como un ángel
hacer eterna su existencia,

habré muerto.

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martes, noviembre 22, 2016

III BIENAL DE POESIA VISUAL Y EXPERIMENTAL


Para los que estén en Manizales, noviembre 24 y 25.
Estaré participando en la III BIENAL DE POESIA VISUAL Y EXPERIMENTAL, con una video instalación.

Ojalá puedan ir.
Hacer click en link adjunto:

http://lanavedepapelcmu.wixsite.com/lanavedepapel/puerto



lunes, noviembre 21, 2016

Estados de ánimo 2. Poemas de lo abstracto

1
Pretendo la eternidad sin moverme. Lo más quieta que la ansiedad permite. Veo volar a una mariposa como un árbol ve cruzar a una nube. Soy el árbol. El movimiento pequeño de los dedos, el movimiento de sus hojas. Permanezco en idéntica quietud a la de Átis, la perra a los pies bajo la mesa, y perturbo lo menos posible el aire. Soy como el agua que aguarda en las manos de la piedra, reflejo del sol, tibieza adormecida.



3
La luz del sol entra por la ventana y grita: La vida está viva, ¡Alégrate! Despréndete de la muerte. Todo morir es un nacer de otra manera.
                       


4
Así como Nina ladra al viento, yo escribo y es una manera particular de ladrar. Qué dirá ella cada vez que interfiere el aire, mueve sus mandíbulas y alerta su cuerpo. Cuánto dirá sin que yo entienda. Así, esta escritura que se dice a sí misma, este ladrar, el cuerpo en tensión, esperando que algo o alguien le de sentido, la rescate.


5
Tengo ya el color de la arena oscura, y ha sido tanta la tierra levantada por mis pies, agrietando los ojos, haciéndolos arder, sustentando el árbol creado exclusivamente con las hojas de los días. Todos los intentos por encontrar la palabra han sido en vano: aullidos de un animal famélico, aunque como ahora se engañe cuando la quietud le regala esta forma de saciedad haciéndole creer que lo suyo es el lenguaje. Callo entonces. El silencio, amansado, asustado, se resguarda en el cuerpo por unos días. Pero la pulsión continúa existiendo adentro callada, y crece, crece, hasta que no resiste más y vuelve con su hambre.
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viernes, noviembre 18, 2016

A esta hora


Las hormigas recorren una taza blanca 
que desde el almuerzo he dejado 
como un cerro de azúcar sobre la mesa.

Los seres humanos terminan
el trajinar con las vacas, las plantas
la tierra,
y el pájaro, que todas las tardes
a la misma hora sobre el poste
observa la distancia,
se adentra de tanto en tanto en el aire
para pescar algún insecto.


La naturaleza inicia su sosiego
Igual y nunca igual, cada tarde.

Inmersa en el paisaje
como los perros
o las gallinas que juntas se acurrucan
para vencer cada noche el miedo,
soy como el lago cuyos seres alimento,
una mujer de agua 
resguardando un pez.

*

martes, noviembre 08, 2016

Honda


Escribir desborda la lectura.
Obliga sumergirse en el río de la espera.
Desde la ventana de un hotel
contemplo el Magdalena,
esa aorta de Colombia que se deslíe,
con nombre de mujer que no desfallece
y siempre llora. 
A los poemas los oculta la corriente,
como oculta a la sangre,  los peces, las piedras.
Entro en el agua. Hago piso para no caer, espero,
en equilibrio,
mientras resisto su fuerza.
Cortantes pedazos de historia lastiman mis piernas,
cuerpos desconocidos, quizás palos, 
quizás gente, me rozan,
y la arena de lo mismo, revuelta con el agua,
me impide dilucidar el fondo.
Introduzco una mano dentro de este potente, torrentoso, lodazal que corre
y recojo, guiada solo por el tacto, cada piedra.
La detallo en su redondez,
sus filos. 
Es el corazón vivo de algún desconocido
y pequeño ser entre mis manos.
Volando en círculos, los pájaros ungidos de obsidiana
me observan colocar sobre la mesa
lo recogido en el papel.
Huelo a herrumbre, a muerto.


Octubre 27 de 2016
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lunes, octubre 17, 2016

Estados de ánimo, poemas de lo abstracto.

(Proyecto en construcción)

Estado de ánimo 1


Correas que sujetan las palabras
a la rueda inflexible de la boca.
Maria Angeles Perez


Correas que sujetan las palabras,
espíritu humano en tensión
músculos entumecidos
y garganta en incendio.

Un ladrido embozado
los colmillos como nevados
exigiendo cóndores sobre sus picos.

La palabra, eco inaudible
en el afuera
estruendo en el adentro.

Correas que sujetan las palabras.
Poesía amordazada.



Estado de ánimo 2


La piel del agua se mece
lentamente.

Imposible saber, desde esta sola superficie,
qué piedras
qué tierras
arrastra la corriente.

Tiembla el agua como una niña asustada
y bajo ella
la hondura se vislumbra abismo
que hala,
que hala.



Estado de ánimo 3

Agita la escoba cuidadosa el aire
los perros como niños bostezan
las moscas liban libres, de plato
en plato, el azúcar.

El sonido del violín se entremezcla 
con el de una sierra en la distancia,
y sin embargo
ni los objetos
ni los cuerpos
se perturban con su ruido.

Crucificadas las cebollas, las zanahorias, las acelgas,  
sin dolor se ofrendan al almuerzo.
Los ajíes insidiosos duermen.
Ya despertarán.



Estado de ánimo 4

Sobre los bananos
la mañana de los pájaros
es agua y canto.
Su vuelo es un orden feliz y misterioso.
El corazón amarillo, alrededor del cual
gira el mundo, nos abastece.
El verde es rotundo y la vida
un manojito de barro
una osa que hiberna
la bolsa de un marsupial donde crecer.

Es este pedacito de cuerpo
y de tierra.



Estado de ánimo 5

Flotar dentro del pozo
como el ganso
sin gravedad que obligue a estar en pie.
Descansar del peso de los músculos
como quien vacía un vaso de agua.

Parecen de piedra y barro las piernas.
A pesar de ser más cortas las jornadas
el cansancio es mayor.

Flotar sobre la cama 
como el ganso blanco 
hacia los ojos cerrados.



Estado de ánimo  6

El cuello, sostén, como las patas,
de una mesa,
rígido.
Adentro se anudan
las tripas
se amarra el estómago.
Las mariposas que en él suelen volar
derrumbadas.
Sus alas quietas.
Los ojos siguen mirando el mundo
queriendo no mirar.
Los ojos desean volverse el mar
y no pueden. Navegar, y no pueden.
Todo ha de estar amarrado.
Es prohibido que el vino desate lo que la vida ata, 
para defenderla de la muerte que acosa.

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martes, septiembre 27, 2016



Les comparto esta publicación que amablemente ha realizado, de algunos
poemas míos,  Zeuxis Vargas.

https://seshat.co/2016/09/27/3-poemas-de-maria-tabares/


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miércoles, septiembre 14, 2016


La espera es el poema
que nada bajo agua.
La letras invisibles
por revelarse con el fuego,
la huella del pájaro
no recordado,
el poema que la garza escucha
junto a la vaca,
las uñas de los perros contra el suelo,
su ritmo de caballo.



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Un decir desconocido en la garganta
que empuja y no sale del cuerpo,
el crujido del estómago
sin saciar,
un sueño despierto
aún no revelado.


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sábado, agosto 27, 2016

Llueve
podría empezar diciendo
y sería un engaño.
Llueve, dice el poema que leo.

Poética la palabra agua
que empuja la escritura
y hace verdad decir que llueve,
aunque haya dejado de llover hace una hora.

La soledad mojada
es más densa,
más selvática.
más prolífica.

Sin el agua
las raíces plenas de sequía

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son solo polvo entre los huesos.




María Tabares, julio 2016