martes, septiembre 02, 2008
















Tortuga

vuelas desovando tu peso

al ritmo de las olas

Aleteas arco irises de arena

eres una mariposa nocturna

y con cada pujo das y se te acaba a ti la vida

Todo es noche y nos envuelve

somos dos hembras en la espera

Escondida te observo

tu ojo de siglos me descubre

Entonces

agotada abandonante abandonada

arrastras tu cansancio

ahora pesas piedras

y desapareces

de nuevo mariposa

hundiéndote en el mar.



Vengo


Vengo

de ver a las tortugas

de respirar cual los peces

de ahogar el miedo

de sentir por primera vez

que conocía la tierra

que es sobre todo agua

no suelo firme


Vengo

de andar por días

con la arena entre los dedos

las piel lamida por el aire

y el sexo despierto

entre las piernas


…de un vendaval


plagado de espectros

ojos de fuego

inundándolo todo

alumbrándolo todo

iluminando

impúdicos

dos cuerpos

que compartían una cama


De ver

como apagaban

tu frágil desnudez

como a una vela blanca


Es que vengo de estar

con un gigante


Del apareamiento

entre una mujer y un hombre

y su oleaje


de amar –amarte- a mar abierto


hasta descubrir

a la brújula volverse loca

latigando culpa a los cuatro vientos

para agriarte el rostro

y robarte el corazón


Vengo

después

de tanta

agua

juntos


sola


con el adiós de sal entre los ojos

sin espacio

para una

sola

lágrima


voy llegando

fue el final

lo sé.

miércoles, agosto 27, 2008

Dejé la piel tirada en algún rincón

y no me di cuenta.

Quedó mi pudor con ella,

y los botones

que ajustaban mi armadura cayeron a la entrada de tu puerta.

Debieron sonar como campanas.

Creí invitarte una noche a mi cama

y no supe que jamás me levantaría.

Desde entonces en carne viva

mi corazón bombea a la intemperie

y te persigue.

lunes, agosto 25, 2008





















Por la ventana

vertiginosa cruza Europa

Orlando y su imagen travestida en el espejo

van en el mismo tren.

atraviesan siglos continentes

de la mano

son dos amantes

alelados escuchándose la voz.

Hace frío

tras las ventanas en Bogotá

los transeúntes corren

inundados de lluvia

y todo luce un poco triste.

Virginia ha muerto y es hace siglos.

Sentada a su lado inexistente

otra mujer escribe aterida por el frío.

Es francesa nacida a orillas del Mekong.

Adelante va su amante

viene de Beijín, cierra los ojos

la degolla con sus párpados de filo

no soporta verla

tal es su desesperación de amor.

Margarita está linda la mar

hace su invitación Rubén Darío

y la Durás

suelta su enorme carcajada

en este trasatlántico de lata

que navega por las calles

donde es prohibido fumar

y beber

pero ella no lo supo.

Casi todos los poetas han muerto

o están lejos:

La Pavana difunta ocupa su jardín.

Berenice la gata calla

como un “pequeño rumor de mata que se arranca”.

“Voy por ti ahora definitivamente voy por ti”

grita antes de dar media vuelta

la más enamorada

y Desdea la loca, la que estuvo

hecha de carne y hueso,

sucumbe al último beso

por arrancarle una lágrima al sol.


En la ventana

el reloj se detiene y ensordece.

Un pájaro negro en bluejeans

salta adentro de la caja

grita discursos

por escuchar brillar las tres monedas.


Sí, los poetas han muerto

o están lejos.

Llueve.