lunes, octubre 20, 2014


Callada
en el potrero
la máquina cargadora de tierra
y piedras
lento
se pudre.
Quieta,
deja a su alrededor
que flores, maleza,
vistan su mortaja.
Ofrendaría su antigua fuerza,
sus brazos,
por ser minúsculo terrón,
caca de gusano.
Pero otra es su naturaleza,
otra la piel del acero,
otra la carne, las entrañas,
de piñones y de válvulas.
Daría cuanto creyó ser:
una misma con los perros,
con los hombres.

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1 comentario:

Anónimo dijo...

Comiendo un bocadillo colombiano, recién descongelado, leo, avanzo, huelo,veo, leo, leo, y... lloro.