domingo, julio 13, 2014


Susurraré a ti mis voces
soportarás lo que me atraganta
sobre todo las incertidumbres
y amarguras.
También la belleza
que ocasionalmente mis manos te lancen
como una espada.

Obligada estarás a escuchar el canto
frágil de mis uñas
y apreciarás paciente a la araña que las teje.
Será una labor diaria, o casi,
esta forma particular de hablarte y la tuya
de escucharme.  Y será costoso.

Cuando haya cerrado la puerta
no ya las pequeñas puertas
cuyo dintel la noche y la mañana atraviesa
y entre nosotras quede la nada
gracias a ti, por fin, mi vacío 
tal vez podrá ser blanco.

Tú, poesía, amada mía,
intacta, darás la bienvenida
al que sigue.


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