Hace meses han dejado de zumbar
las moscas en mi cabeza.
Todas parece que han muerto
tras devorar ansiosas el pan sobre la mesa,
las migajas por el suelo.
Ahora, la mesa, la casa, luce limpia.
Adentro, en ella, en la penumbra de lo apacible
los objetos poesía pura en contraluz,
hermosos en su lugar.
Afuera, la luz tras la ventana: el jardín, el bosque, la montaña.
¿Yo?
calma entre la sombras
quieta
muda.
.
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