viernes, abril 18, 2014

6:29 pm


Comienza a hacerse la noche
y, como tanta veces, no puedo dejar pasar
de largo esta hora. Cada vez es la primera.
El sosiego de las plantas es el mío
los pájaros cantan un último canto
como yo este verso.
Es un canto de saludo y despedida
al mismo tiempo.
Llueve quedo
granitos de arroz suena el agua cuando cae al piso.
En el cielo, rayos de luz truenan
recuerdan que la vida también es tormenta.
Teseo y Sony, los dos perros, nerviosos,
se esconden bajo las faldas de la mesa donde escribo.
Yeyo, el gato, me mira. Quisiera hacer de mi cuerpo
su almohada, pone la mano en mi pierna,
maúlla y en su lenguaje me suplica (u ordena).
Todos, con algo qué decir a esta hora que antecede
al sueño.
Algo, que no puede ser más espiritual y agradecido:
estamos vivos.

.

No hay comentarios.: