Sobrevuelo
Una gaviota observa desde el aire mi brazo extendido, la mano abierta.
Desciende, curiosa, hambrienta, y
en vuelo sostenido me sobrevuela a no más de un metro
de distancia.
Casi puedo tocarla...
Remonta el cielo de nuevo. Reconoce en mí a su asesina.
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