Yo sé de
la sombra esclava
que nos persigue
sin dejarnos atrás ni liberarse
que nos persigue
sin dejarnos atrás ni liberarse
del triste yugo de nuestro cuerpo.
De la condenada a ser el hoyo negro de la piedra
o un animal de muchas alas
cuando es el árbol con un solo tronco
ignorante de su propio vuelo.
De la sombra del corazón de hormigón del edificio
envidiando al ignorado papel que vuela y se detiene
en un charco de la lluvia
y en ese polucionado espejo se vislumbra
su blancura.
De la sombra del sol escapándose hacia la luz
siempre, y allí desapareciendo,
Luz que en el centro del mundo
es la más nítida, las más transparente
parecida a la Julia ecuatoriana
con su manera amarilla de mirar la vida
como un sol líquido que se derrama
cada día por los aires.
De la condenada a ser el hoyo negro de la piedra
o un animal de muchas alas
cuando es el árbol con un solo tronco
ignorante de su propio vuelo.
De la sombra del corazón de hormigón del edificio
envidiando al ignorado papel que vuela y se detiene
en un charco de la lluvia
y en ese polucionado espejo se vislumbra
su blancura.
De la sombra del sol escapándose hacia la luz
siempre, y allí desapareciendo,
Luz que en el centro del mundo
es la más nítida, las más transparente
parecida a la Julia ecuatoriana
con su manera amarilla de mirar la vida
como un sol líquido que se derrama
cada día por los aires.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario