viernes, febrero 06, 2015

6:16 pm

Estoy otra vez en la hora que desdibuja el día
y ahonda en los sueños. Escucho el taconeo
arriba de la mujer a su regreso del trabajo.
La ciudad habla más alto y un pájaro
con frenesí pre nocturno canta como si fuera
a perder la voz. A pesar de la premura de todas
y de todos en la calle, a pesar del tráfico,
a pesar del llanto cansado de los niños,
esta es la hora del silencio. Los árboles en el parque
desvisten su color y se disponen a dormir. Las luces
de la casa está encendidas. Su calidez reemplaza
la torpeza, ilumina los miedos.
Esta es la hora en que dentro de mí, sigilosa, se abre 
una puerta por la cual entro.

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martes, febrero 03, 2015


La nada anda
anudada a sí misma
impenetrable,
oculta del afuera.
Feliz en su guarida,
suspendida en su clausura.
Siendo, unicamente.



domingo, enero 11, 2015

1.

Pienso y siento barro
indiferenciado,
denso como el mal sabor de las noches malas.
Intento hacerlo fluir
pero mucho es su peso,
no hay fuerza que logre
suavizarlo, aligerarlo.
Por más agua que riegue
es imposible hacer de él
simiente de un río.
Es barro que no circula.
Barro que ya huele a podrido.


***

2.
¿Dónde me mezclo con los otros?
Xavier Oquendo

Hoy por fin soy un pez de luz.
Sin espinas las frambuesas
silvestres bocas de dulce humedad
esperan por mi mano.
Los perros y su libertad
no me asustan o agobian.
El hombre, en el que creo,
no es más ese desconocido
enemigo.
Hoy no soy denso barro que me ahoga.
Liviana
la sal fecunda mis ojos en flores
de cristal sobre el rostro.

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jueves, enero 08, 2015

6:00 am


El sol afila el día con su punta roma,
manchas amarillas entibian este lado del planeta,
la mayoría de los hombres y mujeres duermen
las últimas esquinas de sus sueños
y el mal y el bien despiertan,
bostezan
aún con lagañas en los ojos
mientras piensan
dubitativos
cuál va a ser su quehacer de hoy 
y a quién se lo dedican.

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1


Primera vez que escribo
años 2015.
Lo hago sobre un cementerio
de soles y lluvias.
Amanece. Las cucarachas
agonizan en el patio suplicando
tal vez algo de conmiseración.
Mueren de cara al sol
dando patadas de ahogado
como si fuera su elección no mirar
más la tierra y mirar el cielo
su último deseo.
Tristes e inútiles sueños de los muertos.

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jueves, diciembre 18, 2014


Yo soy la casa.
En mí suenan los platos y los vasos,
un insomne da vueltas en la cama,
el gato duerme.
Soy las descoloridas paredes
y el tapete rojo escondite 
del polvo.
También la luz.
También su puerta cerrada.

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miércoles, diciembre 17, 2014

Pintura de Andrew Wyeth




























De dónde sacar un puente,
alzar las manos no entumidas,
los pulgares no escondidos
o los meros muñones

hacia tus dedos
para continuar el nudo de raíces
que un día inconscientes
comenzamos a clavar bajo la tierra.

Encontrar cuatro vigas,
cuatro trozos de aire,
dos lazos y atravesarlo,

con esta palabra
nuestros cansados cuerpos
y la risa refundida en el rostro.

Cruzar esta oquedad pegada al cuerpo,
puro frío, indiferencia,
como una rama seca que parió su fruto 
y ya a ninguno interesa.

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V


Fotografía María Tabares






























La veranera decidió lanzar 
hacia la casa uno de sus brazos. 
Su mano abierta 
al vaivén exhibe en multitud la luz violeta. 
La gata, bajo ella se agazapa como un reloj 
detenido espera la llegada de los pájaros. 
Detrás, el Cedro invernado simula un esqueleto 
o un faquir para tomar fuerzas 
y en dos meses hojarse, como una reina de belleza.
El pasto explota en clorofila. 
El cielo azul como la nada.
Él con 57 años, yo con 56, 
sentados, en éxtasis, 
mientras la vida.



lunes, diciembre 15, 2014

Del dolor



Dónde se esconde el poema 
cuando desaparece.
Cuando existe solo el ruido
del mundo.
El ruido de quien habla consigo
una verborrea infinita 
que no se detiene, no se detiene…

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jueves, diciembre 11, 2014


mis pensamientos
se reiteran como una noria
movida por el agua.
Solo que no es el agua quien la mueve
sino el barro.


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viernes, noviembre 28, 2014

La hora de los restos

Ellos no se detienen,
caminan ciudades, pueblos.
Su época de siembra hace lunas pasó
devoraron la cosecha. 
Con el cuerpo hacia delante 
-serán los tantos vientos de la vida- 
la piel como escrituras y los ojos de pez, 
mira como por vez primera .
Son pepitas de oro 
o animales disecados implorándole al sol calentar su pelambre
helado, solo.
Desde el principio supieron lo que les sucedería
pero no lo creyeron. Muchos menos que fuera a suceder tan pronto, 
tan de improviso.
Sin norte ni oriente avanzan si retroceder es avanzar.
Solo ellos mismos se recuerdan.
Con las carnes blandas como hongos
hacen fila frente a las ventanillas de Dios:
él les estira la mano pródiga o se la cierra como castigo.                         
Quebrados por el fuego quisieran contar con un lazarillo 
invisible, pero llueve.
Ataviados de fiesta con la tierra entre las uñas
se aglomeran donde otorgan la “despensa”
última posibilidad para elevar el rostro 
y ver el rojo cielo antes que oscurezca del todo.
No serán muchos más los soles 
que despertarán sus cuerpos ni sus dedos, 
hoy raíces con ajena voluntad danzando cada uno 
a su manera.




 


sábado, noviembre 22, 2014


Dice para algunos la sentencia:
Oficio diario ha de ser la lectura 
y la escritura. Única manera 
en que el halcón baja a la tierra,
y los peces abisales se asoman
a la luz. 
En que la palabra,
ceñida por los dedos,
no se pierde entre las multitudes
desmadejada por el aire.
Única manera de ser 
simple humano 
digno de la tierra. 
Única manera de rezar.

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lunes, noviembre 17, 2014

Oficio del poeta


Enhebrar
el hilo en la aguja
sin la aguja,
el hilo 
ni las manos.

Cortar la ausente tela
sin molde
ni medidas.
Darle una forma.
Hilvanarla.

Coser.

Vestirse con el nuevo vestido
y otra vez
salir desnudo.

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sábado, noviembre 08, 2014


Como se desborda la represada luz
a través de un filo,
de manera misteriosa
me asalta a veces 
el derrumbe inclemente de lo bello,
el asesinato del amor, su sangre derramada,
la miseria humana.

La muerte antes que sea. Cuando todavía 
es posible el dolor.

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viernes, noviembre 07, 2014

lunes, noviembre 03, 2014

Leo igual que los perros rastrean un hueso,
siembro como un gusano buscando una raíz,
imito los árboles y callo cuando los vientos lo permiten,
doy de comer a las gallinas, lleno los bebederos,
recojo y cuento los huevos, escucho las vacas 

devorar el pasto luego echarse y rumiar.
Me pregunto, dónde está el poema.

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lunes, octubre 20, 2014


Callada
en el potrero
la máquina cargadora de tierra
y piedras
lento
se pudre.
Quieta,
deja a su alrededor
que flores, maleza,
vistan su mortaja.
Ofrendaría su antigua fuerza,
sus brazos,
por ser minúsculo terrón,
caca de gusano.
Pero otra es su naturaleza,
otra la piel del acero,
otra la carne, las entrañas,
de piñones y de válvulas.
Daría cuanto creyó ser:
una misma con los perros,
con los hombres.

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miércoles, octubre 08, 2014

Homicidio

             
“Los metieron todos a una fosa
les echaron diesel y prendieron fuego.”

Ayotzinapa (México). Periódico El mundo.


“¡Viva la cacería!"
grita el tirano.

La sangre de una joven dibuja
un corazón sobre las piedras
rota la cabeza como un cuenco de barro
sin remiendo.
A pesar de la quietud
la falda arrastra todavía la reciente carrera
el caudal entre las venas
la libertad blanca de los muslos
contra el viento.
En su mano izquierda guarda
una manzana invisible.

 “¡Han de caer para siempre los incómodos!”
ordena.
“¡Tanto sueño estúpido!”
“¡Que se atrevan a sentirse protegidos creyendo que,
por ser muchos, no nos temblará la mano!”.

La dulzura, inerte, se pudre como una flor.
¿Cuál habrá sido su pecado?

Horrorizados los vientos se arrodillan,
los pájaros, las ventanas, las puertas,
los ratones.
Las moscas por su propia voluntad
se hacen unas solas con los vidrios
las sopas, las aguas estancadas.

Nadie puede ni quiere el movimiento.
Moverse es pecar tres veces,
cometer un sacrilegio.

Hombres, mujeres y niños se tapan la boca
con las manos, permanecen a oscuras
guarecidos en sus casas.
Las nubes atónitas atraviesan con sus ojos
la debacle
sin llorar.

¡Réquiem! ¡Réquiem!

Por milésimas de segundo
el mundo abandonado de sí mismo
es un cuadro al óleo, una pintura:
la sangre seca por el suelo
junto al rostro
dibuja un corazón.

El segundero del tiempo
reinicia su indiferencia.
Comienza  otra vez el olvido.


Detalle del cuadro "Homicidio fuera de casa" Pintor: Jakub Schikaneder (1855-1924)

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