Y si clausuro las entradas
las salidas
renuncio a los picotazos del
silencio
al terror gustoso de caminar las
calles
en carne
si me cubro de penumbra
y rehago
y deshago la casa
sin temor a que se juzguen sus
lluvias
simplemente porque no salen más
y ellas se ordenan
junto a la flores en la mesa
siguiendo las leyes de su propio
abcdario
para una fiesta íntima de una sola
comensal
y sin espejo
ni comparación posible con las piedras
los dioses
o aquellos que dirigen la manada
me acepto solo
polvo anónimo
normalidad, a fin de cuentas,
y cierro las ventanas
y clausuro las puertas
y existiendo solo para adentro
logro existir.
1 comentario:
estos dos poemas, me recuerdan aquella canción de "las acacias" que seguro conoces bien. La ciudad, las casas, lugares donde habitamos, donde nos pertenecemos y nos enajenamos.
que los vientos te sigan siendo favorables...
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