lunes, octubre 12, 2015

Domesticidad


¡Átis, ven!, grita
y la perra llega corriendo
sin no antes mirar a sus hermanos
que parten sin ella.
Tiempo, esfuerzo y dedicación
costó hacer este nudo invisible,
este acostumbramiento
de los cuerpos,
este acompasar el pulso
y la respiración.
Ahora  -como siempre en el amor-
ella se pregunta, qué hará cuando no esté,
cuando parta sin su sombra 
y esa otra que también es 
se quede sin su cuerpo.



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