martes, agosto 04, 2015

La casa


La luz y la sombra constituyen la casa.
Sin ellas no sería lo que es:
boca abierta de un lobo,
cuenca de un ojo con mirada impasible.
La luz hace combustión
que cuece la risa y los alimentos
y la sombra esconde en los armarios
vestidos que como pañuelos llevan siglos
secando lágrimas, miedos.
Ambas, luz y sombra, combaten por la vida.
En mitad de la lucha caen en sus brazos
los niños que dan su primer grito
y devorados, padres, 
tíos, abuelos, perros, gatos, pájaros diversos.
La casa, jamás quieta, cruje, se estremece, 
en tanto con sus paredes como velas
atraviesa el tiempo.
Nosotros dentro de ella somos simple polvo
que algún viento sopla cada tanto
y desaparece.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tengo la dual sensación, al leer tu poema, de ser la casa y sus cosas; su polvo de siglos, su luz negra...