La luz y la sombra constituyen la casa.
Sin ellas no sería lo que
es:
boca abierta de un lobo,
cuenca de un ojo con mirada impasible.
La luz hace combustión
que cuece la risa y los alimentos
y la sombra esconde en los armarios
vestidos que como pañuelos
llevan siglos
secando lágrimas, miedos.
Ambas, luz y sombra, combaten por la vida.
En mitad de la lucha caen en sus
brazos
los niños que dan su primer grito
y devorados, padres,
tíos, abuelos, perros, gatos, pájaros diversos.
La casa, jamás quieta, cruje, se estremece,
tíos, abuelos, perros, gatos, pájaros diversos.
La casa, jamás quieta, cruje, se estremece,
en tanto con sus paredes como velas
atraviesa el tiempo.
atraviesa el tiempo.
Nosotros dentro de ella somos simple polvo
que algún viento sopla cada tanto
y desaparece.
que algún viento sopla cada tanto
y desaparece.
1 comentario:
Tengo la dual sensación, al leer tu poema, de ser la casa y sus cosas; su polvo de siglos, su luz negra...
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