Fotografía María Tabares
La veranera decidió lanzar
hacia la casa uno de sus brazos.
Su mano abierta
al vaivén exhibe en multitud la luz violeta.
La gata, bajo ella se agazapa y como un reloj
detenido espera la llegada de los pájaros.
Detrás, el Cedro invernado simula un esqueleto
o un faquir para tomar fuerzas
y en dos meses hojarse, como una reina de belleza.
El pasto explota en clorofila.
El cielo azul como la nada.
El cielo azul como la nada.
Él con 57 años, yo con 56,
sentados, en éxtasis,
mientras la vida.
sentados, en éxtasis,
mientras la vida.
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