sábado, junio 21, 2014

Bogotá, 2014


La ciudad que observo
ha devorado aquella otra que fue mi casa
recinto seguro y soleado
en el cual reí y padecí estar viva.

Recorro
fantasmagórica
una aberración urbana
nunca antes replicada por el hombre.

He perdido el lugar
o el lugar se ha reducido
a una grieta:
existo
únicamente al interior de una ventana
calidoscopio de colores donde la ciudad
se acomoda en el poema.

Fuera de ella,
soy una inexistencia
arrojada a la intemperie
extrañamiento rotundo
en el vacío de este tiempo.

La que fui
la que soy
ha muerto.

.



1 comentario:

leonardo dijo...

a lo mejor sea un consuelo para mi ver que quienes viven en mi ciudad también son fantasmas...

un abrazo